El espacio jesuitico-guaraní: la formación de una región cultural
2009. Há 16 anos
porque decididamente influenció en la disgregación de la organización espacialmisionera, la incidencia del crecimiento de las ciudades españolas yportuguesas y su necesidad de incorporar mayor superficie de tierrasdestinadas a la producción ganadera, como sucedió con la ciudad deCorrientes en el último período colonial e inclusive después del inicio de laconformación de los nuevos estados7.Un aporte importante, también orientado a las cuestiones particulares de laorganización espacial de uno de los pueblos misionales, fue el de Barcelós. Enel 2000 publicó un libro, que incluyó una experiencia de trabajo de campo enarqueología histórica, dedicado al pueblo de San Juan Bautista. Su visión de laestructura de este asentamiento tuvo en cuenta los diversos sub-espacios delas áreas urbanas y rurales así como también las vías de circulación y losdispositivos de la infraestructura hidráulica construídos en la plenitud de suevolución. Debe valorizarse la intención de tratar de incluir todas lasexpresiones materiales de las acciones misioneras destinadas a laorganización espacial. Entre ellas, la composición de la cartografía necesaria,posterior objeto de la tesis de doctorado del mismo autor. Dentro de la mismahay un intento de delimitar el espacio misionerol relacionandolo con aquélla.2- La idea de Región Cultural como conformante de la Macro-RegiónMisioneraEl habitat 8 de los grupos indígenas semi-sedentarios9 de lengua guaraní teníaciertos patrones de distribución, de sus grupos o parcialidades, en el mediofísico al cual consideraban como la tierra de sus ancestros10. Es evidente que,sin haber conformado una organización al estilo de los europeos, se puedeafirmar que los indios manejaban el concepto de territorio y ciertas normas deconvivencia pacífica, o no, tanto entre grupos de la misma etnia como conrespecto a las relaciones interétnicas.El impacto de la irrupción de los españoles produjo cambios que distorsionaronla organización indígena. El corrimiento y la distante11 ubicación entre sí de lasdiferentes aldeas de los territorios, cuyos habitantes posteriormente integraronlas Misiones Jesuiticas -denominados del Guayrá, Tapes, Paranaes e Itatines-,fue una de las consecuencias.Los jesuitas estructuraron una reorganización del territorio indígena. Elpropósito de evangelizar a los indios, inicialmente por medio de misionesvolantes originadas en Asunción, insistió en apoyarse en la cultura guaranícomo identidad del proceso de evangelización debido a ser la etnianuméricamente más importante12 y tener características culturales con unagran potencialidad 13 de transformación. [p. 5]
formación de subregiones basadas en la existencia histórica de las llamadasProvincias del Paraná y del Uruguay.Todo este proceso de distribución de los pueblos se explica claramente por lanecesidad de organizar económicamente a los diferentes asentamientos.Ambas subregiones, del Paraná y del Uruguay, se estructuraron espacialmenteen función de los ríos principales porque estos funcionaron como dos ejescirculatorios30 para el transporte de la producción. En 1717 había 16 pueblosdel río Uruguay (uno luego disuelto) y 15 pueblos del río Paraná. Para 1731había 15 pueblos del río Uruguay y 15 del río Paraná y en 1746, por razonestácticas, había 17 pueblos del río Uruguay y 13 del río Paraná31.Los ríos fueron el medio esencial de ligazón de las aldeas y luego lo fueron delos pueblos misionales entre sí y de cada uno de ellos con los Oficios deMisiones. Estas oficinas administrativas, siempre unidas a los Colegios de laorden religiosa, se ubicaron en las principales ciudades españolas fundadassobre el río Paraná; no sólo se encargaron de la producción para la venta alexterior de los productos del sistema misionero y el pago de los tributos sinotambién del intercambio de los productos de los pueblos entre sí32.
En el caso de la Sub-región paranaense los pueblos oriundos fueron San Ignacio Guazú, Itapua y Corpus. En sus tierras, hacia 1632, se asentaron los pueblos de sobrevivientes procedentes del Guayrá (San Ignacio Miní y Loreto). Posteriormente se integraron los pueblos procedentes del Caazapá Miní (Candelaria) y del Tape (Santa Ana y San José). A mitad del siglo XVII también se agregaron los pueblos procedentes del Itatín (Santiago y Nuestra Señora de Fe). Finalmente en 1685 se fundó el pueblo de Jesús y a principios del siglo XVIII se formó Trinidad, una subdivisión de San Carlos.
Tradução: No caso da sub-região do Paraná, os povoados originários eram San Ignacio Guazú, Itapua e Corpus. Em suas terras, por volta de 1632, instalaram-se as aldeias de sobreviventes do Guayrá (San Ignacio Miní e Loreto). Posteriormente, foram integradas as localidades de Caazapá Miní (Candelária) e Tape (Santa Ana e San José). Em meados do século XVII, também foram acrescentadas as cidades de Itatín (Santiago e Nuestra Señora de Fe). Finalmente, em 1685, foi fundada a vila de Jesús e no início do século XVIII foi formada Trinidad, subdivisão de San Carlos.
A la vez, el área paranaense sirvió de punto de apoyo, por relaciones deparentesco, para la fundación de las reducciones de Concepción y Yapeyú,pueblos oriundos que no sufrieron ningún traslado, que fueron fundados en laProvincia del Uruguay.A esta área se agregaron pueblos procedentes del Iguazú (Santa María), delTape (Mártires, San Carlos, Apóstoles, San Xavier) y Asunción del Mbororéque se ubicó en tierras pertenecientes a Yapeyú.San Miguel que venía del Tape y San Nicolás del Piratiní se juntarontemporariamente a otros pueblos para después regresar a sus mismos lugaresde origen. De esta manera el territorio del Uruguay terminó de delinearsedespués de 1680, cuando hubo nuevas comunidades que se formaronescindiéndose de los pueblos con mayor incremento poblacional. El últimopueblo conformado de esta manera fue Santo Angel.La repartición de las tierras de los siete pueblos de la banda oriental tuvo comobase la antigua delineación de los asentamientos fundados anteriormente en elárea. No sólo se produjo la cesión de tierras por los pueblos originarios sino [p. 9]
El sistema misional, para facilitar la autonomía de cada pueblo, prepararía máspuertos160 en lugares estratégicos.Esto tendría que ver con la ubicación de los asentamientos, con cuestionesestratégicas o simplemente estarían vinculados a un aprovechamientoestacional. Un lugar alternativo podría solucionar las consecuencias de lascrecientes y bajadas de los ríos que determinaban la imposibilidad de cruzarlos itús o arrecifes.La Carta Anua161 de 1633, explica“(…) de Santo Thomé (del Tape) a Yapeyú (…) aquí se embarcan para ir a lareducción de los Reyes del Yapeyú y si el río está abajo se tarda 4 días a lo máslargo y si está crecido en dos y en menos…”162.El sistema misional, buscando evitar la dificultad de los saltos del Paraná,ubicaría un puerto cerca de San José y Candelaria. El lugar se llamabaMboequá. Posteriormente, habría otro puerto en el lugar que hoy ocupa laciudad de Ituzaingó, o sea inmediatamente antes de los saltos y rápidos. Estesitio era parte de las tierras del pueblo de Candelaria, pero allí también tendríasu atracadero el Pueblo de San Joseph163.El mejoramiento constructivo de los diferentes tipos de embarcaciones tuvo, enun principio, que ver con necesidades eminentemente prácticas.En ese sentido, Rouillon Arróspide164 destaca la fabricación multitudinaria debalsas durante el llamado “éxodo del Guayrá” (1638):“(…) ponía espanto ver por toda aquella playa ocupados indios en hacer balsas(…) fabricáronse en muy breve tiempo setecientas”.El Padre Sepp165, describe la embarcación que lo transportó en su primer viajepor el río Uruguay. Este se efectuó desde el 1º de mayo de 1691 hasta el 2 dejunio, arribando en esta última fecha al pueblo de Yapeyú.“(…) se toman dos árboles tan fuerte como es posible, de 70 a 80 pies de largo por3 a 4 de grosor. Estos se atan entre sí a la distancia de una hoja de cuchillo, demodo que las balsas parecen árboles flotantes. Sobre este fundamento los indioscolocan, de través, cañas de 12 pies de largo y 2 palmos de espesor,precisamente en la mitad de los troncos. Encima construyen luego una choza o [p. 49]
Capítulo 5Guára y territorioLa palabra “territorio”, procede del latín territorium. El concepto, es explicadocomo porción más o menos extensa de la superficie terrestre perteneciente auna nación o provincia y un sinónimo de ella es jurisdicción. El problema esque “territorio” no figura en el libro “Arte y Vocabulario de la lengua Tupíguaraní” elaborado por Ruiz de Montoya. Sin embargo, en este libroencontramos varias voces sinónimas, entre ellas las palabras jurisdicción ydistrito como traducción de ibi mboyaocába.
Tradução: A palavra “território” vem do latim territorium. O conceito é explicado como uma porção mais ou menos extensa da superfície terrestre pertencente a uma nação ou província e um sinônimo para isso é jurisdição. O problema é esse “território” não aparece no livro “Arte e Vocabulário da Língua Tupíguaraní” elaborado por Ruiz de Montoya. Contudo, neste livro Encontramos diversas palavras sinônimas, entre elas as palavras jurisdição e distrito como tradução de ibi mboyaocába.
Además, la lengua guaraní tiene otra voz que podría ser interpretada comosinónima de “territorio”, que está incluída en el libro de Montoya y que teníaconnotaciones históricas para los indígenas352. Me refiero a guára, que setraduce como “provincia, país, región o comarca”. La palabra, es útil paraseñalar que entre los indios guaraníes existía, a pesar de las mentadasmigraciones hacia la tierra sin mal, la utilización del concepto de una zonapropia mayor al tekoha y asimismo delimitada por elementos naturales.Dos Santos353 advierte que se debe manejar el término con cuidado. Si bieneste sentido de territorio aparenta haberse sustentado en la costumbre, deninguna manera es posible concebir su uso con respecto a un conjunto cerradode aldeas unidas entre sí por lazos de parentesco y de alianza. La cuestión estener presente la dinámica de los procesos y la cambiante determinación de lasespacialidades.
Por eso, si bien es común encontrar en las fuentes jesuíticas que en la etapa inicial de la fundación de las reducciones se consideraba claramente delineado el territorio guaraní con respecto a las áreas de otros grupos indígenas 354, es posible suponer que esas zonificaciones pudiesen haber cambiado con el paso del tiempo, quizás por influencia del crecimiento vegetativo. Meliá, también se refiere a la cuestión del guára afirmando que entre los españoles se mencionaba la existencia de diferentes “provincias”355, vinculándolas con la autoridad de grandes Caciques. Por eso, destaca que Ruiz de Montoya mencionaba al Cacique Tayaoba como factor aglutinante de una región, resaltando su potencial como factor determinante de la organización espacial indígena. Meliá afirma, en relación a las dimensiones de los guára o los tekoha, que no había uniformidad en cuanto a la porción de territorio dominado por cada cacicazgo. La extensión podía depender de la fertilidad del suelo, la cantidad de miembros de la comunidad o la presencia cercana de otras tribus.
El tekoha, se considera como el espacio de cada aldea pero su significaciónera el lugar de la costumbre. Según Meliá, el tekoha consistía en el complejode casas-chacras-monte356. Asegura que“(…) es esta forma de organizarse en el espacio la que los dirigentes guaraníconsideraban como una estructura esencial de su cultura”.destacando que la superficie de desarrollo estaba delimitada por cerros y ríos.De cualquier manera los jesuitas, cuando mencionaban las nuevas fundacionesde reducciones, expresaban que los indios guaraníes infieles no querían “queentrasen en sus tierras los españoles”357. Es decir, que los misionerosmanejaron la noción de que los indios tenían derechos sobre ciertas tierras queeran históricamente suyas.El asunto se torna más claro, cuando se analizan los litigios por tierras entre losdiferentes pueblos misionales. En todos ellos se aprecia como sustento de ladecisión el concepto de “la tierra de los abuelos”358.La cuestión es que integrando o no un guára y considerando variantesimportantes entre los diferentes tekoha, los litigios por tierras359 demuestranque hubo una vinculación histórica y los derechos correspondientes conrespecto a la tierra. [p. 93, 94]
En particular, la disolución de la reducción de San Andrés de Yaros no fuecausada por una situación de violencia392. Los nómades no se acostumbraronal trabajo agrícola y optaron por la conservación de sus propias costumbres desupervivencia. 393.Al principio el pueblo de Yapeyú, tenía su límite reconocido en el arroyoGuabiraví. Jarque menciona en su libro que la reducción de San Andrés,levantada entre el Guabiraví y el Miriñay, estuvo situada en territorio yaro394.Un documento lo confirma en los primeros años del siglo XVIII395.Pero, en la práctica, los yaros ya reconocían como delimitación de su territorioel borde río Miriñay, sus tierras se extendían, por lo menos, al Sur junto al ríoMocoretá396.Un dato que refuerza la idea de la costumbre es que los ataques más cruentosde los nómadas a los yapeyuanos -como los de 1636 y 1708- se produjeronsobre el río Miriñay, permitiendo estos hechos interpretar la posesión del sitiocomo frontera establecida por el uso, hasta el de la guerra.El hecho se podría justificar por el concepto de la “comunidad de pastos”397; losyapeyuanos llevaban caballos y ganado vacuno a la zona. Después el mismouso es lo que justificaría la tenencia absoluta398. Como destaca MariluzUrquijo399 habitualmente el indio sedentario carecía de título de sus tierras yconseguía retenerlas probando su utilización desde larga data. Más difícil leresultaría al nómada exigir el reconocimiento del dominio de sus cotos decaza.Al parecer, después de disolverse la estancia-reducción de San Andrés, poco apoco, los yapeyuanos se apropiaron definitivamente de las tierras desde elGuabiraví hasta el río Miriñay. Un documento señala que en 1663 el PadreFrancisco, Ricard o Ricardo, preparó los títulos originales del pueblo;pensamos que ya habría incluído esta zona.Es decir, este límite se fijó por una nueva costumbre.Recién en 1703 comienza a aparecer el nombre de la estancia o puesto de SanPedro. Estuvo ubicada a orillas del Miriñay y funcionó como control un deacceso destinado a los visitantes del pueblo. [p. 101]
Esto señala, sencilla y claramente, que las esculturas fueron traídas de Europa.Por lo tanto, alguna de ellas ha sido adjudicada erróneamente al HermanoBrasanelli, que llegó a Buenos Aires posteriormente691.El tema de la adjudicación precisa de una obra, es esencial porque sustenta laidea de la existencia de un período de tiempo reducido en el desarrollo de laproducción escultórica.Si recurrimos a los relatos de las Anuas u otros documentos, sólo semencionan imágenes de Cristo o de los Santos, refiriéndose claramente apinturas692.Dichas imágenes, ubicadas en lugares estratégicos como el altar mayor,generalmente formaron parte de retablos. Se entiende por retablo a una“colección de figuras pintadas o esculpidas que representan la serie de unsuceso”693. En el siglo XVII, evidentemente hubo retableros, o sea personasque construían los retablos. Retablo viene de retro tabularum que significa tablaque se coloca detrás. La cuestión es que el arte del retablo podía incluir o no eltrabajo de tallistas, pintores y escultores. Con respecto a los documentos de laprimera mitad del siglo XVII, reiteramos, es indudable que estos textos sólomencionan la producción de pinturas.En 1609, en la Primera instrucción para los misioneros del Guayrá, ordena elPadre Provincial Diego de Torres694“(:..) en todas las iglesias que edificaren procuren hacer capilla de Nuestra Señorade Loreto (…) en el altar principal pongan imágenes de nuestros padres Ignacio yXavier, aunque sean de estampas”.A los pocos años, en 1614695, el Padre Roque González refiere que“(…) entre los objetos sagrados había yo traído una imagen de la Virgen Santísimapintada para que fuera colocada en el templo”.A su vez, con respecto a la reducción de los Angeles del Tayaoba, el PadreRuiz de Montoya696 relata que“(…) hice desdoblar la imagen de los siete arcángeles que llevaba conmigo y pintóel Hermano Luis Berger”. [p. 177]